Igual que las respuestas que busca,
Glauca es ambigua.
Nace del fondo y en el fondo.

Glauca dice :¿Por Qué?

Ad Hoc

jueves, 10 de marzo de 2011

Vivir sin Miedo

No sé si conoceis la historia de Juan sin Miedo. Hoy la he buscado para releerla, por solucionar la cuestión que el aburrimiento hace que me traiga entre manos. Buscaba en ella una moraleja que me dijese para qué es necesario el miedo. O mejor, como eliminarlo. Pense´que llamándose Juan sin Miedo, el cuento me relataría el motivo o la causa por la que no sufría miedo el susodicho Juan. Yo no he encontrado mucho, pero aquiíla expongo por si alguno se sirve de ella mejor que yo.

Érase una vez un matrimonio de leñadores que tenía dos hijos. Pedro, el mayor, era un chico muy miedoso. Cualquier ruido le sobresaltaba y l
as noches eran para él terroríficas. Juan, el pequeño, era todo lo contrario. No tenía miedo de nada. Por esa razón, la gente lo llamaba Juan sin miedo. Un día, Juan decidió salir de su casa en busca de aventuras. De nada sirvió que sus padres intentaron convencerlo de que no lo hiciera. El quería conocer el miedo. Saber que se sentía.Estuvo andando sin parar varios días sin que nada especial le sucediese. Llegó un bosque y decidió cruzarlo. Bastante aburrido, se sentó a descansar un rato. De repente, una bruja de terrible aspecto, rodeada de humo maloliente y haciendo grandes aspavientos, apareció junto a él.

¿Que ahí abuela? -saludo Juan con toda tranquilidad.

¡Desvergonzado! ¡Soy una bruja!

Pero Juan nos impresionó. La bruja intentó todo lo que sabía para asustar a aquel muchacho. Nada dio resultado. Así que se dio media vuelta y se fue de allí cabizbaja, pensando que era su primer fracaso como bruja.Tras su descanso, Juan echó a andar de nuevo. En un claro del bosque encontró una casa. Llamo a la puerta y le abrió un espantoso ogro que, al ver al muchacho, comenzó a lanzar unas terribles carcajadas.Juan no soportó que se riera de él. Se quitó el cinturón y empezó a darle unos terribles golpes hasta que el ogro le rogó que parase.El muchacho pasó la noche en la casa del ogro. Por la mañana siguió su camino y llegó a una ciudad. En la plaza un pregonero leía un mensaje del rey.Y a quien se atreva a pasar tres noches seguidas en este castillo, el rey le concederá a la mano de la princesa.Juan sin miedo se dirigió al palacio real, donde fue recibido por el soberano.

- Majestad, estoy dispuesto a ir a ese castillo dijo el muchacho.

- Sin duda has de ser muy valiente, contestó el monarca. Pero creo que deberías pensar lo mejor.

-Está decidido- respondió Juan con gran seguridad-.

Juan llegó al castillo. Llevaba años deshabitado. Había polvo y telarañas por todas partes. Como tenía frío, encendió una hoguera. Con el calor se quedó dormido.Al rato, unos ruidos de cadenas lo despertaron. Al abrir los ojos, el muchacho vio ante él un fantasma.Juan, muy enfadado por qué lo hubieran despertado, cogió un palo ardiendo y se lo tiró al fantasma.Este, con su sábana en llamas, huyó de allí y el muchacho siguió durmiendo tan tranquilo.Por la mañana, siguió recorriendo el castillo. Encontró una habitación con una cama y decidió pasar allí su segunda noche. Al poco rato de haberse acostado, o yo lo que parecían maullidos de gatos. Y ante él aparecieron tres grandes tigres que lo miraban con ojos amenazadores.Juan cogió la barra de hierro y empezó a repartir golpes. Con cada golpe, los tigres se iban haciendo más pequeños. Tanto redujeron su tamaño que, al final, quedaron convertidos en unos juguetones que a gatitos a los que Juan estuvo acariciando.Llegó la tercera noche y Juan se echó a dormir. Al cabo de unos minutos escuchó unos impresionantes rugidos. Un enorme león estaba a punto de atacarlo. El muchacho cogió la barra de hierro y empezó a golpear al pobre animal, quien empezó a decir con voz suplicante: ¡

- Basta! ¡basta! ¡no me es más! ¡eres un bruto! ¿no te das cuenta de que me vas a matar?

A la mañana siguiente, Juan sin miedo apareció el palacio real. El rey, que no daba crédito a sus ojos, le concedió la mano de su hija y, a los pocos días se celebraron las bodas.Juan estaba encantado con su esposa y se sentía muy feliz.La princesa también lo estaba. Pero decidió que haría conocer el miedo a su marido.Una noche, mientras Juan dormía, ella cogió una jarra de agua fría y se la derramó encima.El pobre Juan creyó morir del susto. Temblaba de terror. Sus pelos estaban rizados y ¡conoció el miedo, por fin!

Juan una vez recuperado, agradeció su esposa haberle hecho sentir miedo, algo que todo el mundo conoce.

Bien... Entonces, yo me pregunto; el miedo se debe a :

- Que no se tiene nada, y por tanto nada que perder se teme

- Que uno es muy valiente y se agarra los machos y tira para adelante

- A que es un bobo ignorante.

- A un defecto genetico.

- A que el Amor le empuja y anima

Yo desconozco qué es aquello que elimina el miedo de la ecuación, pero quiero tenerlo. Los estudiosos de la cuestión afirman que sentirlo no sólo es sano, sino que además es una reaccion de defensa que la madre naturaleza nos ha insertado en el ADN por así decirlo.

Pero a mi, el miedo me atenaza demasiado todos los dias. Necesito liberarme de él. Y no se como hacerlo. Quiero creer que la prudencia que me asiste es su delicada hija, pero juraría que ella no me abandonará si despido de mi lado a su padre.

Y es que tengo miedo a las tenazas del dolor que atan mis miembros , a la negra angustia, que empaña la visión de la vida, a no ver llegar ese día,tan deseado aunque esté tan cerca como un paseo dominical de la mano caliente de mi Amor. Tengo pánico al frío que me recorre la piel en los días nublados, al que me agarra la garganta mientras espero las palabras del medico saliendo de esas puertas abatibles, al que me eriza la piel mientras escucho otra vez, un frio y desabrido "no".Al frío de mis lagrimas que ya no calienta mi cuerpo.Y tengo miedo de no conseguirlo nunca, miedo a ser sólo una frustrada más. A no tener fuerza suficiente, para intentarlo todos los días, a no saber hacer, a no saber amar, a no saber dar. Miedo a perder mis alas, o a que se atrofien de no volar cuando sopla el viento del norte o cuando ven un paisaje libre , abierto al sol por donde puedan planear sin cadenas y estirarse cuan largas son. Miedo a dañar, a entristecer, a perder. Y me levanto así todos los días de mi vida. Con miedo a que se repita.

Mientras desayuno miles de calorias, aún creo que hoy será diferente. Después, todo parece estar de nuevo ya fuera de control. El día se desliza conforme a sus propios deseos sin tener en cuenta los mios. Y yo me limito a intentar impedir que se deslice tanto, tan afuera que nos derramemos los dos por el barranco de la incertidumbre y andemos perdidos rio arriba, sudando, angustiados, sin encotrar cobijo alguno , mudos, sin capacidad para gritar ayuda, ciegos, sin poder ver las manos tendidas en la orilla, pero no sordos, pues los aullidos del miedo, nos gimen tras cada recodo.


Me gustaría lanzar esta pregunta....


1 comentario:

  1. No pienso tener miedo a dar mi opinión...
    Llevas razón. El amor y el ser consciente de lo que nos depara la vida elimina temores. La fuerza que da la persona amada salta las barreras. El saber que cada día el sol va a seguir saliendo hagamos lo que hagamos el anterior. ¿De que sirve temer algo cuando su llegada es inevitable? ¿Si temo a la muerte no llegará? A fin de cuentas, mantener la mente serena nos prepara para su aparición. Asi que es humano temer pero eso no ha de controlar nuestras acciones. Porque ya no seremos nosotros quienes actuen, sino que, cual marionetas, él manejará los hilos de nuestros aciertos o equivocaciones. Y esa ausencia de miedo tan solo puede conseguirla uno mismo, rodeado, eso si, de gente que ayude a conseguir ese estado de bienestar y tranquilidad.

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