Igual que las respuestas que busca,
Glauca es ambigua.
Nace del fondo y en el fondo.

Glauca dice :¿Por Qué?

Ad Hoc

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Estas Navidades...

Peticiones y agradecimientos…

Si el Amor se Come, se Duerme, se Vive…Yo…
Soy agua y sal. Pero mucho más dulce.
Sajado por una vida vacía e insípida sin el amor de tus postres y llevado a una dulce locura por tu recuerdo en las largas y frías noches de invierno en que no puedes mirar conmigo desde la ventana, me cuelo a veces entre tus delantales para encontrar en ellos el calor de todas las navidades que me he perdido.
Quiero perderme en tus pasillos interiores, bailar en tus hermosos vestidores y comer de tus fogones. Para saciarme en tu antigua cocina y dormirme tranquilo al abrigo de tu pecho con tu pelo negro como única vestimenta. Y, sentir que me hiere el sabor amargo de las lágrimas que derramadas mansamente sobre mi humilde torso.Para así abrir mis ventanas a un mundo nuevo, más grande, el que me muestran tus infinitos ojos sin proponérselo al mirarme con esa mezcla de miedo y amor que te hace tan sublime.
Porque eres mi hogar. Ese que huele desde el pasillo antes de entrar a bizcocho recién horneado, a cena caliente, a ropa planchada y limpia y sobre todo a ti.

Milímetro a milímetro de este extraño tiempo que nos toca vivir, tú sorprendentemente decides estar aquí, a todas horas en lo bueno y en lo malo . Es increíble que algo tan sencillo pase desapercibido para todos menos para mí, y es que es así; me despierto y tú sigues aquí. Siempre junto a mí.

Amor que engendras insaciablemente pucheros que matan resfriados y animan la conversación. Eres esa silla de diseño que todos deseamos en nuestro salón para recrearnos en su belleza y en su perfecta construcción más allá de las modas y los tiempos. Te me antojas ser el diván oferente donde recuesto mis incesantes dudas y mi pequeño cuerpo atribulado. En las noches te conviertes en el sofá que arrulla mis parpadeos, preludio de los sueños mecidos que traes de la mano en la tisana caliente esa de sabor a jazmín, anís y ciruela.

Para estos Reyes no quiero más que miles de sueños que estirar en ese colchón que eres y en el que descansan estos huesos que mueren por ti. Una mesa camilla redonda como tus curvas que arrope mis ansias de vida y caliente mis esperanzas puestas en la vida contigo y en ti. Y mucha, mucha pintura color rojo bermellón brillante, que tiña las tardes, las noches, los días. Que decore las entrañas de las paredes que resguardan esta casa que soy para que en ella puedas vivir.

Para mí nunca dejarás de ser ese amor indescifrado en el que Todo se contiene y tiene y todo para mi es. Tu nombre me sostiene con su amor, con su trabajo, con su dedicación, con su generosidad, con su deseo, con sus miradas, con su andar. No se nace con un nombre, se hace a cada instante. Como el tuyo; soplado de frágil cristal irrompible. Un nombre que combina como los ingredientes de tu cocina; grandeza y humildad, surgiendo de él, el alimento que mueve un futuro escrito en el único horizonte que tengo, con grandes letras que lo gritan abriendo las mañanas y cerrando las noches de todos los días de esta vida mía que comienza y acaba siempre en ti.


Esta Navidad agradezco tu serenidad, esa que en mis días de furia y rabia, no me deja caer y siempre me instiga a luchar. Agradezco tu Sexo hambriento de mi, de mi amor, de mi pasión, de su fusión, con unas afiladas garras, que arrancan encuentros furtivos al cansancio de medianoche, y me hacen sentir tuyo, ser muy tuyo Doy gracias querer recoger mi alma, por haberla visto en los estantes del supermercado donde esperaba loco y ansioso tu paso temblando de miedo ante tu indiferencia. Mil gracias por vestir con el deseo de tu mirada el desfile mi cuerpo desnudo, erecto y caliente por el salón.

Para mi, pertenecerte y necesitarte es mi meta, mi ilusión y mi empleo a jornada completa. Soy tuyo, no hay vuelta atrás. Así que alíñame, cuéceme, párteme, caliéntame o enfríame. Haz caldo con mis tuétanos, paté con mi hígado o tortilla con mis huevos

1 comentario:

  1. Estupenda elevación de lo cotidiano a lo sublime. La perfección imperfecta de todos los días que no sabemos ver, ni apreciar.

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